jueves, 26 de octubre de 2017

Las misteriosas lagunas (Cañada del Hoyo, Cuenca)

Las lagunas de Cañada del Hoyo no son unas lagunas cualquiera. Para empezar, no son ni siquiera lagunas, sino torcas, depresiones circulares a modo de cráteres, con los bordes sumamente escarpados, originadas por los caprichos de la erosión en la roca caliza. Pero, a diferencia de otras torcas que pueden verse en la serranía conquense, éstas se han anegado al alcanzar en profundidad el manto freático. Y, para más singularidad, está el color de sus aguas, que son de todos los verdes imaginables –verde botella, esmeralda, cardenillo…–, incluso cambiantes, un fenómeno que se explica por la precipitación del carbonato cálcico en cierta época del año, la más calurosa, pero que al común de los mortales, sobre todo a los de letras, se nos antoja tan misterioso como la licuación de la sangre de san Pantaleón.
Cuatro de las siete lagunas caen dentro de una finca privada, Siete Leguas, que sólo se puede visitar los fines de semana, y no sin pasar antes por taquilla, pero las otras tres –en realidad, las más grandes y espectaculares– son de acceso libre. Impresiona, la que más, la Gitana, un redondel perfecto de 132 metros de diámetro, con orillas escalonadas como un anfiteatro y aguas profundas (25 metros) e hipnotizadoras. Aguas que, según la leyenda, adquirieron un extraño verdor, más blanquecino de lo habitual, el día que una Julieta gitana se arrojó a ellas para matar la llama de su amor, contrariado por rivalidades familiares; un prodigio que volvería a repetirse todos los años por las mismas calendas, a principios de agosto. Lo cual ocurre, como hemos dicho antes, en la realidad.

Se puede dar una vuelta a pie por las lagunas, de cuatro kilómetros en total y un par de horas de duración, siguiendo la detalladas instrucciones que se ofrecen, acompañadas de un plano y de consejos prácticos.
Resultado de imagen de lagunas cañada del hoyo

No hay comentarios:

Publicar un comentario