jueves, 19 de octubre de 2017

La cruz de la degollada (Priego, Cuenca)

Cuenta la leyenda que el Conde de Priego tenía un derecho, llamado de Pernada, por el que tenía la opción de pasar la noche de bodas con toda mujer que se casase, dejando para el marido las demás noches. No está claro si el Conde de Priego solo las veía o tenía algún tipo de relación íntima con ellas, pero como fuese que ese derecho no era justo con los recién casados, estos no tenían ninguna gana de rendirse a él.
Es por esto que un buen día, varias parejas que querían casarse tomaron la determinación de celebrar su unión al mismo tiempo para que el Conde no pudiese ejercer su derecho ante el gran número de bodas celebrado. Hay que hacer constar que durante los años en que sucede esta historia, durante el siglo XVI, Priego tenía una población, según la Iglesia, de unos 18.000 habitantes. Sea como fuere, esto irritó al Conde, que mando su guardia a apresar a los casados para castigarlos por su estratagema.
Los casados, ante esta persecución, y como en toda castilla decimos, se echaron al monte, saliendo por el Puente Allende y plantando batalla a los guardias del Conde. La guardia del Conde cedió y se dio aviso a la guardia de Cuenca para que ayudase al Conde de Priego ante esta rebelión.
Cuando los soldados de Cuenca llegaron, soldados mejor preparados y más expertos, los pricenses (plieguenses en esa época) se retiraron a la sierra de Valseco pensando que en las peñas encontrarían refugio y harían retroceder allí a los soldados conquenses. Como quiera que estos eran más expertos en la batalla y los pricenses simples granjeros, los soldados les vencieron en ese terreno. Una vez vencidos, con gran cantidad de víctimas, y de prisioneros, mandaron llamar al Conde de Priego para que tomara una decisión sobre los prisioneros.
El señor de Priego tomó la decisión de desterrar de esta tierra a varios granjeros, muchos de ellos viajaron hacia el sur hasta Priego de Córdoba, estableciéndose allí (es por esto que muchos apellidos de la serranía tienen descendencia en el Priego andaluz), pero no sin antes dar una lección a todos sus súbditos crucificando a algunos de ellos para que sirviese de ejemplo a la población de Priego y aledaños.
Una vez el Conde cayo, tras la constitución de Cádiz de 1812 por la que se abolieron los señoríos, los habitantes de Priego subieron al monte y colocaron allí una cruz para recordar a aquellos que dieron su vida por el bien de esta tierra, la cruz de la degollá.

Hoy día, ese monte es conocido como la degollada más que por su propio nombre.

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