viernes, 6 de octubre de 2017

Los fantasmas de Valdepeñas (Valdepeñas, Ciudad Real)

Durante la segunda mitad del siglo XIX, en Valdepeñas, contaban algunos que durante las noches veían pasear por las calles nocturnas y solitarias, fugaces espectros blancos con forma humana, pero no hacían daño a nadie sino que huían cuando alguien se les acercaba.
Una noche, una mujer que vivía en una angosta calle, cansada de que sus hijos se asustaran de verlos pasar junto a su ventana, se asomó al balcón y estirando la mano, esperó a que pasará alguno de los fantasmas.
Al tenerlo a su alcance en la oscura noche, le agarró la sábana y se quedó con ella en la mano, pero en una esquina desapareció la mortaja.
Aquella valiente mujer se puso la sábana por encima, cogió una navaja y salió a la calle para averiguar qué extraño suceso era aquel. Al toparse con uno de esos fantasmas se detuvo, pero ese espectro era muy raro, iba muy lento, incluso pareció reconocer a la mujer. Aquel fantasma fue acercándose lentamente hasta la señora camuflada y, cuando estuvo lo suficientemente cerca, saco otra navaja y se la clavó en el estómago, tiñendo la sábana de sangre. Fue entonces cuando se quitó su disfraz y levantó la sábana del ya muerto fantasma. Se llevó una sorpresa muy desagradable al descubrir que era su vecina.

Con el revuelo, se aclaró días después, que los fantasmas eran hombres que iban al prostíbulo a visitar a escondidas a sus novias, y que a causa de esto, sus respectivas parejas habían seguido ese rito para sorprenderlos.
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