El
arroyo de los Degollados, que se une al de los Chorrancos y juntos vierten sus
aguas en la garganta de la Yedra cerca del puente de la Casilla, quizás deba su
nombre a una batalla librada en el siglo IX en tierras tembleñas.
Dice
la historia que en el año 833 las tropas Abderramán II tendieron una emboscada
a un joven y valiente toledano, el cual se había sublevado contra el emir por
las injusticias que se cometían con las clases más oprimidas de Toledo. Este
joven, llamado Hixem el Alihi, era conocido en las crónicas abulenses como
Habemtacin y cuando iba con sus tropas camino de Ávila, al paso por tierras
tembleñas, no lejos de la Atalaya, sufrió el ataque de los soldados de
Abderramán que se habían apostado en lugares estratégicos. Al verse
sorprendidos, Habemtacin y sus hombres no pudieron reaccionar y tuvieron que
salir en desbandada, siendo alcanzados junto a un arroyo donde dieron muerte a
la mayoría de ellos. La leyenda dice que fue tal la cantidad de sangre
derramada que llego a teñir de rojo las aguas del pequeño arroyo, desde
entonces conocido como de los Degollados.
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