Se sabe por documentos de
la época, que Marina Alfonso fue una dama mirobrigense bien acomodada
perteneciente a la familia de Los Pacheco, y que según la tradición popular,
poseía una prodigiosa hermosura y era un ejemplo de castidad. Su belleza era
tal que despertó la pasión de un rey español que visitó la localidad.
El rey, estaba empecinado en derrocar la virtud de la dama, pero ella, muy honrada reclinó las ofertas reales e ignoró las amenazas del soberano. Éste, primeramente intentó atraer sus encantos con lindezas, pero antes las negativas de la dama y no estando acostumbrado a que le llevasen la contraria, recurrió a poderosas amenazas, dando a entender que la familia de la dama podría conocer su cólera. La joven, desolada, y siendo consciente que su propia familia corría un serio peligro, se refugió en la lectura de un libro titulado "Máximas del Evangelio, y resumen de la moral cristiana", donde leyó la siguiente sentencia: "Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncatele; quiere decir, si lo que te es más apreciable y de mayor utilidad, le es una ocasión de pecado, córtalo, huye de ello, sacrifícalo sin dilación cueste lo que costare".
El rey, estaba empecinado en derrocar la virtud de la dama, pero ella, muy honrada reclinó las ofertas reales e ignoró las amenazas del soberano. Éste, primeramente intentó atraer sus encantos con lindezas, pero antes las negativas de la dama y no estando acostumbrado a que le llevasen la contraria, recurrió a poderosas amenazas, dando a entender que la familia de la dama podría conocer su cólera. La joven, desolada, y siendo consciente que su propia familia corría un serio peligro, se refugió en la lectura de un libro titulado "Máximas del Evangelio, y resumen de la moral cristiana", donde leyó la siguiente sentencia: "Si tu ojo derecho te escandaliza, arráncatele; quiere decir, si lo que te es más apreciable y de mayor utilidad, le es una ocasión de pecado, córtalo, huye de ello, sacrifícalo sin dilación cueste lo que costare".
Citó al rey en su casa, y ordenó a sus criados que pusiesen al fuego una tina de aceite hasta hacerlo hervir. Cuando el monarca se presentó en el hogar de la joven, la dama se echó por encima de su cuerpo el aceite hirviendo, el cual desfiguró horriblemente su rostro y posteriormente le causó la muerte, mientras pronunciaba estas palabras "No quiera Dios que por ti, caiga en tal vil y torpe pecado". El rey, al ver lo desfigurado del rostro de la chica, quedó horrorizado y se marchó de Ciudad Rodrigo con el peso de la culpa.
Marina Alfonso, fue
enterrada en la Catedral, en un suntuoso sepulcro, sobre el cual se hallaba la
estatua yacente de la dama con una corona real, la cual se dice que fue el
propio monarca arrepentido, quien la mandó colocar. Por este motivo, es
conocida por el sobrenombre de “La Coronada”. Hoy en día, no se conserva este
sepulcro, ya que son muchas las sepulturas desaparecidas de la Catedral, pues a
partir del siglo XVII, fueron sustituidas por losas adosadas a los muros de la
misma. Aunque el historiador Sánchez Cabañas, llegó a conocerlo en vida, y en
su libro de historia de Ciudad Rodrigo, lo describe como un monumento suntuoso
y en la estatua aparecían las quemaduras en referencia de la defensa de la
virtud suicida. Y Don Lope Domenech y Bustamante en su libro "Leyendas
Tradicionales Mirobrigenses", escrito en 1.880, lo describe de la
siguiente manera: "Este sepulcro
que se halla enfrente de la puertecilla del coro, no tiene seguramente en la
actualidad, la magnificencia y lujo que tuvo en otro tiempo, según refieren
algunos manuscritos y crónicas antiguas que he leído, pero llama sin embargo la
atención hacia él, una corona real situada en la parte inferior de la losa, y
la particularidad de hallarse ésta medio oculta, tras de un viejo
confesionario. ¿Qué virtudes encierra este sepulcro a cuyos pies se ha
humillado una corona y cuyo pudoroso recato parece sobresaltarse por tal honra
hasta el extremo de acogerse presuroso e inquieto al tribunal santo de la
penitencia? ¿Qué grandeza es la de esas cenizas que así desdeñan las mundanas
vanidades? ¿Qué humildad es esa, que a despecho de sí misma descuella altiva
sobre la loca soberbia humana? Estas y otras reflexiones, me obligaron a leer
el epitafio de este sepulcro, que se limita a decir: Aquí yace la noble Marina
Alfonso, que comúnmente llaman la Coronada".
Como recuerdo de tan noble acción, aún existe una lápida en la nave de la epístola con la siguiente inscripción: “Aquí yace la noble Marina Alfonso que comúnmente llaman La Coronada. Falleció era de 1Z53”. Cuenta la leyenda que la “Z” que figura en la fecha, tiene la finalidad de ocultar la identidad del rey. Pero se cuenta que se trató del rey Juan II, quien acostumbraba a visitar Ciudad Rodrigo, siendo una visita, en Octubre de 1453...
Como recuerdo de tan noble acción, aún existe una lápida en la nave de la epístola con la siguiente inscripción: “Aquí yace la noble Marina Alfonso que comúnmente llaman La Coronada. Falleció era de 1Z53”. Cuenta la leyenda que la “Z” que figura en la fecha, tiene la finalidad de ocultar la identidad del rey. Pero se cuenta que se trató del rey Juan II, quien acostumbraba a visitar Ciudad Rodrigo, siendo una visita, en Octubre de 1453...
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