La
leyenda más recordada de la Casa
de las Conchas cuenta que la familia propietaria del palacio
escondió sus joyas en
uno de estos elementos decorativos de la fachada, documentando el tesoro
ocultado pero no la concha en la que se depositó. Con ello, se habría ofrecido
la oportunidad a cualquier persona de buscar estas joyas en una de las
conchas, dejando una cantidad estipulada como fianza. De encontrar el tesoro,
podría llevárselo junto con el dinero dejado en prenda; pero de no ser así
perdería su fianza.
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