sábado, 6 de enero de 2018

El pasadizo del amor (Ávila)

En la Edad Media, en la mansión del Torreón, trabajaba como sirvienta una doncella llamada Madrona; su aposento estaba en la parte baja de la torre, donde existía un pozo con brocal para cubrir las necesidades de agua de la casa.
Por aquel entonces trabajaba en la cerca Catedral, Jimeno, mozo ardientemente enamorado de Madrona quien a su vez respondía a tan apasionado amor hasta tal punto que en ciertos momentos llegaba a sudar gotas de sangre; ahora bien, la enemistad familiar les impedía dar a conocer su gran amor.
Jimeno, perdida la esperanza de ver a su amada, decidió quitarse la vida arrojándose al pozo de la Puerta Norte de la Catedral. Para su sorpresa, después de chapotear en las aguas frías encontró un pasadizo bajo las aguas, buceó un largo trecho y al fin, exhausto y desfallecido, sacó su cabeza por la oquedad del pozo del Torreón, en el instante en que Madrona se encontraba asomada a dicho brocal.
Desde entonces Jimeno, de acuerdo con su amada Madrona, repetía frecuentemente su arriesgada y osada hazaña de buceo.

Un desventurado día, estando Madrona asomada al brocal del pozo, sintió a su espalda la voz de un familiar que estremeció su corazón: “Para que sangres con motivo” oyó antes de recibir las mortales heridas de quien, con un puñal en nombre de la honra familiar quiso poner desgraciado y triste final a un amor casi heroico.

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