Una de ellas cuenta que
en el camino de Navacepedilla a la Aldea, justo pasando el puente sobre el Río
Corneja, a la derecha, se encuentra una piedra redonda con tres cruces. En
torno a estas cruces y a esta piedra, la versión que siempre ha circulado por el
pueblo, es que un joven de la Aldea tenía novia en Navacepedilla y, como de
costumbre, bajó a verla. La madre soñó que a su hijo se le comían los lobos.
Asustada se levantó y fue a su alcoba. Al ver una silueta sobre la cama pensó
que era él, volvió a acostarse. Por segunda vez se soñó con los lobos. De nuevo
se levantó y volvió a la alcoba creyendo ver a su hijo que continuaba en la
cama. Pero, una vez mas, soñó lo mismo y ya no se conformó con divisar lo que
creyó que era el cuerpo de su hijo. Se acercó a la cama y palpó las ropas. Su
hijo no estaba allí, era una almohada que él había colocado para disimular su
ausencia. Otras versiones señalan que el objeto simulando el cuerpo dormido del
joven era una banqueta.
La piedra señala el lugar
donde -dicen- se encontraron los restos del joven y las cruces grabadas en la
piedra perpetuarían su memoria.
En este acontecimiento,
lo más probable, es que al joven se le comieran los lobos. La tradición oral y
la existencia de la piedra con las tres cruces1,
justo pasando el puente, camino de la Aldea, parecen avalar el hecho. El
adorno, lo inventado, pueden ser los sueños, la banqueta o la almohada, según
quien lo cuente, simulando la silueta del joven.
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