miércoles, 6 de diciembre de 2017

El martirio de Justo y Pastor (Alcalá de Henares, Madrid)

A comienzos del siglo IV, el emperador de Roma Diocleciano dictó la prohibición del cristianismo, y su gobernador en Hispania, Daciano, se mostró dispuesto a hacerla cumplir. En la vieja Complutum hispano romana, dos niños pequeños, de 7 y 9 años, Justo y Pastor, hijos de un tal Vidal, mártir en Italia, se mostraron dispuestos a decirle al gobernador que ellos no pensaban renunciar al cristianismo. Acudieron al palacio de Daciano, se lo dijeron a los soldados de la puerta, a los capitanes de la guardia y al propio gobernador. Les riñeron, les azotaron, les encarcelaron. Y ellos siguieron tan empeñados en decir que querían seguir siendo cristianos que, al fin, se los llevaron lejos, a las afueras de la ciudad y, en medio del campo, apoyadas sus cabezas sobre una piedra blanca, les cercenaron la cabeza. Era el 6 de agosto del año 306. El pueblo se amotinó en protesta. Pero la leyenda ya había nacido: los Santos Niños, Justo y pastor, fueron enterrados y nadie más supo del lugar del martirio.
Un siglo más tarde, un Santo obispo llamado Asturio recibió la revelación del lugar de aquel antiguo episodio. Acudió a Complutum, buscó el Campo Laudable, encontró la piedra del martirio y, junto a ella, los restos de los santos infantes. Así, levantó en aquel lugar una 'cella martyris', embrión del consecuente templo de San Justo, y de la actual Catedral alcalaína. Precisamente en la Catedral, en la cripta de la girola, se conserva la piedra, y en una urna de plata los restos de los mártires, así como sus imágenes de valientes muchachitos hispanos.

Han pasado exactamente 1700 años desde que sucedieron los hechos narrados, en los que la historia y la tradición se aúnan de manera indisoluble, aniversario que la ciudad de Alcalá celebra con un magnífico Año Jubilar que conmemora el martirio de Justo y Pastor y la creación hace 1600 años de la Diócesis Complutense.

No hay comentarios:

Publicar un comentario