Todo
viajero que se acerca a la ciudad de Toledo desde la zona de Madrid, podrá ver
el majestuoso castillo de san Servando que se alza en una colina cercana al
puente de Alcántara. Fortaleza templaria que, hoy en día, funciona como
albergue juvenil. Aquí vamos a ubicar otra leyenda de misterio y terror.
Cuentan
que, en una noche fría, parte de los templarios que habitaban el castillo
estaban vigilando los muros y puertas de la fortaleza. Uno de los guardianes
era Nuño Alvear, templario con mala fama en la ciudad de Toledo por las
atrocidades que había cometido no sólo entre sus compañeros sino también entre
el resto de vecinos.
Viendo
que era altas horas de la noche, decidió retirarse a descansar un rato, al
salón, al calor de la chimenea. Se estaba quedando casi dormido cuando unos
golpes en la puerta principal del castillo asustaron a la guardia y le
desvelaron. Bajó corriendo a ver de qué se trataba, a ver si era algún
peregrino que buscaba resguardarse de esa noche fría.
Cuando
bajó hacia la puerta, un Templario ya la había abierto y puedo comprobar que se
trataba de una mujer mayor, vestida de negro, cubierta con un pañuelo del mismo
color. Al quedarse solo con Nuño le dijo que si no la recordaba. Nuño no
entendía a qué se refería. Ella se presentó como la Muerte, que había venido a
por él por todo lo malo que había hecho. Y si no recordaba nada de sus
fechorías, sólo tenía que mirar al fuego de la chimenea donde, entre las
llamas, empezaron a mostrarse imágenes de sus muchas fechorías, como por arte
de una magia oscura.
A
la mañana siguiente se encontraron el cuerpo de Nuño Alvear tirado en el suelo
frente la chimenea, muerto.
Se
cuenta que, desde ese día, el espíritu de Nuño Alvear sigue vagando por el que
fuera su castillo, clamando venganza por esa visita inesperada que se presentó
en el castillo.
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